En nuestra vida cotidiana, en los intercambios comunicativos que a diario sostenemos a nivel familiar, escolar o social, constantemente tenemos la necesidad de describir  objetos, fenómenos, personas, lugares, estados de ánimo o emociones. Describir  se convierte entonces en una actividad lingüística y comunicativa que responde a diferentes intenciones y finalidades, estrechamente vinculada, por ejemplo, a los actos de narrar y de explicar.

Por esta razón, en esta unidad profundizarás en los procesos de lectura, comprensión, análisis y construcción de textos predominantemente descriptivos.

Pero… ¿cómo podemos conceptuar la descripción?

Recordemos

Definida habitualmente como “pintar con palabras”, la descripción es una actividad comunicativa mediante la cual se atribuye a los objetos, personas, lugares, fenómenos o cosas determinadas cualidades o propiedades creándose así una representación verbal de sus rasgos o atributos característicos.

Ahora bien, describimos con disímiles propósitos o finalidades comunicativas, por eso, podemos hacerlo para dar cuenta de la existencia de los seres del mundo, nombrándolos, localizándolos y atribuyéndoles cualidades que lo singularizan.

Y es que se nombra para dar existencia a un ser ya sea aproximándolo a otros a partir de sus semejanzas o discriminándolo por sus diferencias. En cierto modo, al nombrar se procede también a clasificarlo en el conjunto de los otros seres. A veces esta clasificación se hace señalando en los seres cualidades muy particulares según la mirada que proyecte el hablante sobre el mundo.

Se localiza o se sitúa para determinar el lugar que ocupa un ser en el espacio y en el tiempo. Tal localización aporta al individuo o al objeto características particulares que los distinguen de los que se encuentran en otros espacios y tiempos.

Las clases de palabras o categorías gramaticales que desempeñan la acción de nombrar o denominar son principalmente los nombres o sustantivos comunes y propios, los artículos que contribuyen a precisar esa denominación ya sea singularizando los rasgos del nombre o generalizándolos; los pronombres personales y los pronombres posesivos, sobre todo, porque mediante estos últimos se establecen relaciones de dependencia entre los objetos identificados y sus atributos; y los cuantificadores porque contribuyen a la clasificación y la inclusión en los listados o inventarios de los seres.

Localizar y situar implica la determinación de las relaciones espacio-temporales en las que se insertan los seres dependiendo de la cosmovisión de los interlocutores y de la cultura del grupo social al que pertenecen. La localización espacio-temporal logra efectos de relativa objetividad en la descripción mediante los recursos de la definición y la explicación.
Las clases de palabras o categorías gramaticales que desempeñan esta función son las preposiciones, los adverbios y las expresiones equivalentes a complementos circunstanciales de tiempo y lugar.