1.4 El pronombre

El pronombre

Esta clase de palabra ha atravesado por numerosas “trifulcas”. Durante mucho tiempo generó no pocas discrepancias entre diferentes escuelas en virtud de sus indudables características especiales.

Esta categoría constituye una clase cerrada, pues, a diferencia de la de los sustantivos, la de los adjetivos o la de los verbos, no puede incrementarse con nuevas palabras. Es, además, un grupo muy heterogéneo, como se verá más adelante en su clasificación.

En la Nueva gramática se considera el pronombre como una clase transversal porque atraviesa varias categorías de palabras (la de los sustantivos y los adjetivos fundamentalmente). Por una parte, sustituye al sustantivo y asume las funciones propias de este (Llegó alguien), y por otra, se comporta como un determinante del sustantivo (su nombre es de origen árabe) o como un modificador (el nombre suyo), con una función cercana a la del adjetivo.

                                                      

                                                                                                Tomado de: www.shutterstock.com

Erróneamente se ha dicho que el pronombre no tiene significación propia. Significación propia tiene, puesto que yo, por ejemplo, significa siempre “la persona que habla”, mientras es “la persona con quien se habla”. Cierto que esa significación no es de carácter léxico, sino gramatical (“primera persona del singular” para yo y “segunda persona del singular” para ), y que es una significación restringida, limitada. Lo que sí cambia, porque es ocasional o contextual, es el referente.

Por referente, denominación ya empleada en el Compendio, ha de entenderse, siempre siguiendo la Nueva gramática, “la entidad señalada por una expresión lingüística en un acto verbal concreto”[1] . Veámoslo en el siguiente ejemplo:

Suponga que un individuo llamado José conversa con su amiga Isabel:

JOSÉ: Yo creo que tienes razón. Me descuidé demasiado.

ISABEL: Yo no esperaba de ti otra respuesta. Me satisfaces.

Como habrá podido apreciarse en ese breve intercambio entre los dos interlocutores, cuando José habla de sí, se nombra yo y me, y a Isabel la llama . Pero cuando es Isabel quien habla, se nombra también yo y me, y llama a José ti. De modo que los pronombres yo, me, , ti cambian el referente (el objeto que designan), pero no la significación: nombran siempre al que habla (yo, me, a mí, conmigo), a la persona con quien se habla (, te, a ti, contigo) o a la persona de quien se habla (él o ella, lo, la, les, etc.).

De igual modo, si una madre expresa:

             Este es mi hijo mayor.

 ¿A quién estaría sustituyendo el pronombre demostrativo este, de acuerdo con el contexto? Sin dudas, al hijo que la madre está presentando a sus interlocutores.

             Este (el hijo) es el mayor.

El pronombre es, generalmente, un sustituto del nombre o sustantivo; de ahí pro-nombre (en lugar del nombre), y puede desempeñar, dentro de la oración, las funciones correspondientes al sustantivo, como acaba de verse en los ejemplos anteriores (yo, tú, este: sujeto; me: complemento directo; ti: complemento circunstancial).Pero en estos otros ejemplos:

            Este muchacho trabaja cerca de mi casa.

          La muchacha aquella es su novia.

¿Seguirían los pronombres este y aquella funcionando como sustantivos? Obviamente no. En ambos ejemplos cubren otras funciones. Este se comporta como determinante del sustantivo muchacho, desplazando al artículo el (el muchacho), mientras aquella modifica a muchacha, precisando que no se trata de esta o esa, sino de la que está más allá: de aquella, que se mantiene como referente activo en la mente de los interlocutores y aunque no es un adjetivo, adquiere en ese contexto una función adjetiva.

                                                                  Funciones del pronombre

Como se ha visto, el pronombre sustituye al sustantivo y cubre sus funciones; lo determina, como lo haría un artículo, o lo modifica, adquiriendo el valor de un adjetivo. Aunque en la Nueva gramática está categoría se reserva solo para aquellos que cubren las funciones propias del sustantivo (“Nosotros no lo esperábamos”, “Estos no saben nada sobre él”…), en este Compendio siguen tratándose dentro de la categoría del pronombre los que se comportan como determinantes y como modificadores.

Clasificación de los pronombres

Los pronombres, como antes se dijo, constituyen un grupo muy heterogéneo o diverso. Se clasifican en personales, posesivos, demostrativos, indefinidos, relativos, interrogativos y numerales.

 Pronombres personales

Los personales reproducen a las personas del discurso, por lo que siempre funcionan como sustantivos. Constituyen un sistema muy amplio. El siguiente cuadro los resume:

Persona / Número

Resumen del sistema de pronombres personales

Primera  / singular

yo

me

mi

conmigo

Segunda / singular 

tú, usted

te

ti

contigo

Tercera / singular   

él, ella, ello

se, la, lo, le

si

consigo

Primera / plural

nosotros (as)

nos

 

 

Segunda / plural

vosotros (as), ustedes

os, vos

vos

 

Tercera / plural

ellos, ellas

se, las, los

si

consigo

 

Es bueno recordar que en español los pronombres personales de primera y segunda personas (yo, nosotros; tú, usted, vosotros en la norma española, ustedes), usados como sujetos de la oración, muchas veces resultan enfáticos, pues las formas verbales contienen la información gramatical que ellos portan. En oraciones como “Creo que lo lograré” o “Piensas muy bien sobre ese asunto”, no son necesarios, a menos que se quiera hacer particular énfasis  (“Yo creo”, “piensas”), pero en oraciones como “Ojalá pienses como yo”, “Entre y yo lo lograremos” o en otras funciones oracionales como en las expresiones emotivas del tipo “¡¿Quién, yo?!“, se sienten como necesarios.

Pronombres posesivos

Los posesivos expresan posesión o pertenencia en relación con las personas gramaticales del discurso (yo, tú, él, nosotros, vosotros en la norma española, ustedes, ellos) y desarrollan formas cortas o apocopadas (mi, tu, su…) cuando anteceden al sustantivo y cubren las funciones propias de los determinantes (mi grupo), y formas largas (mío/a, tuyo/a, suyo/a) si se posponen y se comportan como modificadores (el grupo mío).

Pronombres personales

Posesivos

Formas largas

Posesivos

Formas cortas

yo

mío (a, os, as)

mi, mis

tuyo (a, os, as)

tu, tus

él, ella

suyo (a, os, as)

su, sus

nosotros (as)

nuestro (a, os, as)

 

vosotros (as)[1] , ustedes

vuestro (a, os ,as)

 

Ellos

suyo (a, os, as)

su, sus

 

Aunque, como ya se dijo, funcionan como determinantes o como adjetivos, cuando los posesivos reproducen a un referente como “familia” funcionan como sustantivos, en cuyo caso aparecen invariablemente en género masculino y en número plural: Los míos están bien; dales mis saludos a los tuyos (mi familia / tu familia). Obsérvese cómo en esos casos el artículo (los) refuerza el carácter sustantivo del pronombre. No obstante, hay situaciones comunicativas en que el emisor y el receptor comparten información sobre el mismo referente, sea porque haya aparecido antes en el discurso o porque sea innecesaria su mención, y aparecen los posesivos en ejemplos como este: Los míos están forrados y los tuyos no (supongamos que el emisor se refiera a “libros”). En esos casos mío y tuyo siguen comportándose como adjetivos; los sustantivos sobre los que inciden se consideran sobrentendidos o elípticos.



[1] Real Academia Española / Asociación de Academias de la Lengua Española. Nueva  gramática básica de la lengua española. Espasa Libros SLU. Barcelona, 2011, p. 86

[2] Las formas de segunda persona plural de los pronombres personales vosotros, vosotras, y las correspondientes de los posesivos vuestro, vuestra, vuestros, vuestras no se registran en la norma cubana de la lengua, pero sí en la española.

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